Para hablar de futuro nos vamos hacia el pasado para hacer un juego de palabras con aquella película de Paco Martínez Soria que está en el imaginario colectivo de generaciones y generaciones de españoles. Aquí, en Ruralpedia, la rescatamos para hablar del devenir del turismo rural en el futuro con motivo de la celebración global del Día Mundial del Turismo.
Efectivamente, el turismo rural es un gran invento. Ya se sabía, pero ha tenido que venir una pandemia global a abrir los ojos de muchísimas personas para que descubrieran las bondades de lo que más cerca tienen. A lo largo y ancho de nuestra España rural, pueblo a pueblo, se ha podido comprobar que la propuesta turística de las zonas rurales es rica, variada y perfecta para cualquier época del año, incluyendo el verano.
Ya hemos comentado en ocasiones anteriores que la situación generada por la Covid-19, que en muchísimos sectores ha generado un impacto económico sin precedentes, daba una oportunidad al turismo rural. El paso de los meses lo ha demostrado, con datos importantes de ocupación en zonas que, habitualmente, están reservadas para el turista para momentos de otoño, invierno y primavera.
Lo importante ahora no es solo vivir de lo sucedido este verano. La clave está en aprender de lo ocurrido, de la puesta al día que muchos establecimientos rurales han tenido que realizar en poco tiempo, y trabajar en una estrategia común para que el turismo rural asiente las bases del futuro para convertirse en una opción más para el turista convencional.
Pero esto no solo depende de los alojamientos, por supuesto. Ni del turista, claro está. Aquí la administración debe jugar un papel fundamental, desde la más cercana hasta el Gobierno. La clase política debe tener en cuenta el impacto positivo que un turismo rural sostenible genera en muchas zonas de nuestro país. Y esto, evidentemente, se traduce en generación de puestos de trabajo y en posibilidades de desarrollo.
Desde la Organización de las Naciones Unidas también se ha puesto el foco en esta situación y por eso, en este 2020, el Día Mundial del Turismo tiene como lema ‘Turismo y desarrollo rural’. Para la Organización Mundial del Turismo (OMT) este complejo 2020 “brinda la ocasión de fomentar el potencial del turismo para la generación de empleos y oportunidades. Asimismo, permitirá favorecer la inclusión y destacar el papel sin par que podría asumir el sector en la preservación y promoción del patrimonio natural y cultural y en la desaceleración de la migración urbana”.
Está claro que un gran paso es tratar de vincular esas estrategias de desarrollo turístico que comentábamos anteriormente con los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Y ahora, tras los efectos de la pandemia en nuestro país, el turismo rural puede ofrecer grandes oportunidades de recuperación a zonas en las que el impacto económico ha sido mucho más fuerte ante las desigualdades que sufre el medio rural desde hace años.
Turismo rural y futuro
No hay duda: el turismo es uno de los sectores más afectados por la Covid-19. Según el Barómetro Mundial de la OMT, en todo el mundo el sector podría caer entre un 60-80% antes de terminar el año. Terrible. Ya hemos leído que por ejemplo, en nuestro país, el único rayo de esperanza ha llegado desde los pueblos, desde el turismo rural. Por eso, en esos retos que deben plantearse en el futuro, debe estar asentar lo logrado. Pero también el turismo rural debe asegurarse de estar en un primer plano cuando se tracen los planes que se tengan que trazar para recuperar el sector. Está claro que en todo ese proceso de reactivación no debe haber distintas velocidades y el turismo rural debe de ponerse en un primer plano, al mismo nivel que otros destinos más habituales, por así decirlo.
Y luego está el asunto de la gestión. La propia OMT lo deja claro señalando que “una buena gestión, podría beneficiar a las comunidades rurales, sobre todo si se protegen los medios de vida e impulsan las economías locales”. En este sentido, también explican su previsión de que “el turismo nacional se reactive antes que el turismo internacional”.
Sin duda alguna, hemos podido atisbar algo de ello este verano con los datos que empezamos a conocer en nuestro país sobre la ocupación de algunas zonas rurales, poco dadas a tener buenos datos en los meses de julio y agosto. Ahora es el momento de comprobar si eso que dice la OMT de “no dejar a nadie atrás” es una realidad y las administraciones ponen realmente el foco en el turismo rural, cuidando siempre, por encima de todo, que sea una actividad sostenible e inclusiva.
Y, por supuesto, tampoco podemos olvidarnos de la reducción de la brecha digital. Y es que, como bien dice la propia OMT, los turistas “esperarán que en las zonas rurales se les ofrezca la misma tecnología de la que disponen en los destinos urbanos”. Por ello, es fundamental no dejar nadie atrás de verdad y que esta reducción sea esencial y una de las principales bases para ayudar a fortalecer al sector del turismo rural.
El turismo rural sí es un gran invento. Y apostar por ello es clave para el futuro de las zonas rurales de nuestro país, para ayudar a generar empleo y también a fijar población joven, que pueden ver que sus zonas son atractivas para cada vez más turistas y, de esta manera, apostar por su tierra para planificar su propio futuro.