Una de las señas de identidad de Ruralpedia pretende ser la importancia que tiene conservar las tradiciones, la cultura y la esencia de nuestro mundo rural. Y eso está en todas las facetas de la vida, evidentemente, pero quizás, un aspecto clave, sea todo lo relacionado con el campo. Probablemente, ante el ritmo de la vida, la despoblación y otros muchos problemas, todo lo relacionado con la tradición de nuestros campos sea, por desgracia, de lo primero que se está perdiendo.
Por eso vemos esencial que todas estas tradiciones sean transmitidas y contadas a los más pequeños, a los jóvenes. Las nuevas generaciones tienen que conocer de dónde venimos en nuestros pueblos ya que, básicamente, eso explica del todo lo que somos. Nuestra historia es cruzar para conocer cómo se vive en nuestras zonas rurales y también muy importante para seguir construyendo un futuro común.
Es en este punto de la historia cuando contacta con nosotros Antonio Jesús Lozano, profesor del Colegio Salesianos San José de Pozoblanco. Nos cuenta que con sus alumnos de 6º E.P. tiene en marcha una bonita iniciativa llamada ‘La cultura del olivar en el Valle de Los Pedroches’. Evidentemente queremos saber muchísimo más sobre el tema y le pedimos que nos cuente.
Antonio Jesús Lozano nos cuenta que la base de la idea es no olvidar nuestras raíces ya que de hacerlo “perderíamos algo de nosotros mismos, porque solo sabiendo de dónde venimos sabremos hacia donde vamos”. Y es que, con esta bonita iniciativa, pretenden inculcar a sus alumnos y alumnas que “esta tierra ha sido una zona de hombres y mujeres fuertes, que sabían lo que era el trabajo duro y que todo lo que tenemos ha sido gracias al trabajo, la constancia y el tesón de nuestros antepasados”.

Los alumnos se enfrentan así a la historia del olivar de su propia tierra y conocen cómo cuadrillas enteras se trasladaban hasta la sierra para recoger la aceituna, un proceso que, como hoy en día, sigue comenzando en noviembre y terminaba meses después. Cuadrillas o faneguerías que estaban compuestas por hombres y mujeres, muchas veces miembros todos de una misma familia.
Cuando los chicos y chicas comienzan a entender la historia del olivar descubren las durísimas condiciones de trabajo que sufrían (y sufren) los olivareros en su labor, pero también la diversión que se creaba en los cortijos cuando terminaban la faena y, alrededor de la candela, disfrutaban de canciones tradicionales. Muchas de ellas siguen vivas en nuestros tiempos y siguen transmitiendo mucho de lo que significa esa cultura del olivar. Es el caso, por ejemplo, del grupo Aliara, que continúan cantando ese pasado tan nuestro y consiguen mantenerlo vivo, llegando también a los más pequeños.
Ojalá existan más actividades en los colegios como ‘La cultura del olivar en el Valle de Los Pedroches’, ya que supone un paso adelante para que los más pequeños descubran una actividad que tiene siglos de historia y que continúa realizándose a día de hoy, quizás con más medios técnicos pero la esencia sigue siendo exactamente la misma. Haber incorporado una iniciativa así a la dinámica de sus clases supone para ellos una manera más de conocer su tierra, su pasado y, lo que es más importante, descubrir una actividad que es clave para la economía de su territorio y de muchas familias. Y eso, sin ninguna duda, significa FUTURO.