Es impresionante la fuerza que tienen las palabras. Tantos años después de trabajar y jugar con ellas, me sigue sorprendiendo su uso y, por encima de todo, cómo se hacen comunes en personas muy distintas de lugares muy distintos durante un período de tiempo determinado. Esas palabras que se repiten se han hecho más evidentes durante la situación tan intensa que estamos viviendo en todo el mundo durante la epidemia del Covid-19.
Escriben Santi Balmes y Daniel Ferrer en la canción ‘El poeta Halley’ de Love of Lesbian lo siguiente:
Tengo un tema que acabar
Si no aparece nunca
O entiendo que no di con la palabra justa
Y cuando al fin la encuentro llega de aquel mar de dudas.
Dudas. Todas las del mundo, ¿verdad? Están siendo meses extraños, llenos de miedos e incertidumbre, de la que, precisamente, hablaba el otro día en un artículo con el que retomaba este blog para hablar con todas las personas que me acompañais en esta aventura llamada Ruralpedia.
Siguiendo esa estela, día después vuelvo a recordar las palabras que más se están repitiendo en cada una de las charlas que estoy manteniendo con amigas y amigos en el programa ‘Conexión Rural’.
Tras incertidumbre, es reinvención la palabra que más se repite, que más vuelve una y otra vez.
Porque algunas personas van a reinventar su negocio. Otros van a reinventarse a ellas mismas. O sus proyectos. O sus vidas. Pero está claro que este sorprendente paréntesis al que nos ha sometido la vida por causas totalmente inesperadas ha hecho que muchas se replanteen muchas cosas, especialmente a nivel profesional, pero también social e incluso personalmente. Y esto también afecta, por supuesto, a las zonas rurales de nuestro país.
Continúa la canción ‘El poeta Halley’ contando que:
Ahora escúchame
Ya he encontrado la palabra justa
Mejor prepárate
Tiene algo que a todos asusta
Sí, la voy a soltar
La quiero soltar
Pronunciaré ‘esperanza’.
Y es que en cada una de las charlas de ‘Conexión Rural’, donde de manera inconsciente he caído en muchas ocasiones en una negatividad que achaco siempre al realismo que confiero siempre a la visión periodística, cada vez que el entrevistado me hablaba de reinvención me sonaba precisamente a esperanza.
Una nueva esperanza orientada a su proyecto, a su negocio… a buscar vías, soluciones… cualquier cosa, pero una vía para seguir adelante, sin desfallecer. Está claro que, entre los efectos de esta pandemia global, estará la pérdida de muchos proyectos que no puedan resistir la presión y esa incertidumbre maldita. Pero tampoco tengo dudas de que muchos saldrán reforzados por la ilusión de aquellos que los ponen en práctica.
Eso me lleva de manera directa a los pueblos. A nuestros pueblos. A nuestras zonas rurales. ¿Cuántas crisis han sufrido? ¿Cuántas veces han tenido que reinventarse? Muchas. Y lo sabemos. Por ejemplo, esta crisis llega en un momento clave para el futuro de la España rural ante los distintos movimientos que se estaban llevando a cabo y la mayor concienciación que comenzaba existir en la sociedad de nuestros pueblos de unirse y trabajar por un frente común.
Y en marzo, con el Covid-19, llegó el frenazo. Pero quizás este parón pueda ser una oportunidad para una gran reinvención de lo rural que nos ayude a mirar al futuro con optimismo. Es momento para sumar, para unir fuerzas y darse cuenta de que el mayor potencial de los pueblos de nuestro país está en su capital humano.
Porque la gente, el patrimonio humano de la España rural, será la base de un gran futuro. Por supuesto, todo eso hay que acompañarlo de recursos, infraestructura, inversiones y una apuesta clara y real por los pueblos y las zonas rurales por parte de las distintas administraciones. Hay que facilitar las herramientas necesarias a los distintos agentes sociales para que la reinvención rural sea una realidad.
Todo esto sirve para recordar la importancia de las palabras, de cada una de ellas, de su fuerza. Y sí, reinvención es una palabra llena de fuerza, de esperanza y de futuro. Nuestros pueblos están llenos de gente que no para de reinventarse y lo seguirá haciendo en el futuro. Porque, insistimos, es esa gente, los millones de personas que viven en la España rural, el mayor patrimonio para asegurar la vida en todos y cada uno de los pueblos de España.
¡Ah! Por cierto, ‘El poeta Halley’ finaliza homenajeando a las palabras, esas que dan forma a nuestra vida siempre y cuando se sepan utilizar, ¿verdad?
Si las palabras se atraen
Que se unan entre ellas
Y a brillar
Que son dos sílabas.