Mientras debatimos en unos y otros sitios sobre el futuro del mundo rural en España, sobre la despoblación, la falta de recursos, la situación de las empresas de estas zonas… podemos dejar de lado, en muchas ocasiones, a una parte crucial en toda esta ecuación: los jóvenes. Si no se tienen en cuenta la situación que la juventud rural española vive en sus zonas de origen, sus problemáticas, sus miedos, sus esperanzas, sus posibilidades, etc., probablemente sea imposible trazar un mapa real de lo que hay que hacer para mejorar las cosas en esa España vacía, vaciada o por llenar.
Y si hablamos de niños o de jóvenes, evidentemente la educación debe jugar un papel fundamental. La primera pregunta es fácil de imaginar: ¿Tienen las mismas oportunidades educativas los chicos y chicas del mundo rural que aquellos que viven en zonas urbanas? Seguro que el debate alrededor de esta pregunta es totalmente amplio, pero no es la cuestión en esta entrada. Otra pregunta, por ejemplo, tiene que ver con que si la oferta educativa en estas zonas rurales está adaptada a la realidad de las mismas o si, realmente, sigue el mismo patrón que, por ejemplo, tiene en las ciudades. Suponemos que la respuesta a esta segunda cuestión es mucho más sencilla que la primera, ¿verdad?
Mientras esos debates se solucionan, en muchos puntos de nuestro país hay centros educativos que luchan para ofrecer a sus alumnos y alumnas nuevas oportunidades y procesos de aprendizaje. En esto, por supuesto, tiene mucho que ver la inquietud de los profesores, por supuesto, ya que hacen posible que iniciativas novedosas y muy beneficiosas para el alumnado se hagan realidad. Y todo ello con un increíble apego e identificación al territorio, algo que cala en los alumnos y que es totalmente necesario.
Contamos todo esto para aterrizar en dos proyectos que tiene en marcha el Colegio Salesianos San José de Pozoblanco. Se trata de dos propuestas de intercambio escolar que pone en común esta zona del norte de Córdoba con dos zonas muy dispares de Francia y Alemania. Por un lado, un lugar fronterizo francés, muy cerca de Suiza, donde se lleva a cabo un proyecto orientado a las personas con discapacidad en zonas rurales. Y, por otro lado, otro que lleva a los alumnos de este centro hasta Frankfurt (Alemania), paradigma de lo urbano, donde se presenta el mundo rural y el modo de vida de esta comarca ganadera llamada Los Pedroches.
En Ruralpedia queríamos saber mucho más sobre estas iniciativas que, además, han recibido prestigiosos premios de la Unión Europea. Para ello, quisimos sentarnos en una mesa con tres profesores del Colegio Salesianos San José: Cristina Cabrera, Pedro García y Pepe García. Ellos son la mejor guía para poder contar a nuestros lectores en qué consisten estos proyectos que ayudan de una manera increíble a identificar a sus jóvenes estudiantes con su propio territorio.
Comenzamos.
Para arrancar, Cristina Cabrera nos explica que se trata de “dos proyectos que caminan de la mano y que comienzan cuando, antiguamente, alumnos alemanes y franceses acudían a la Casa del Emigrante de Torrecampo”. Entonces, según nos explica la profesora, “buscaron un centro para hacer sus prácticas: unos para Secundaria y otros para Ciclos Formativos”. Los alumnos alemanes, por ejemplo, tienen que desarrollar una semana realizando un oficio, mientras que los franceses tienen que estar un mes con prácticas. Y elegían el Colegio Salesianos San José.
Ese fue el germen de estos intercambios.
Entonces, según explica Pepe García, profesor del TECO, se propuso “hacer un intercambio real con los chavales”. En este sentido, Pedro García, profesor de ESO, nos cuenta que se intentó a nivel de Erasmus+, pero por cuestiones burocráticas no pudo llevarse a cabo. Aun así, “decidimos tirar para adelante buscando financiación con actividades propias, ayudas institucionales y de empresas, etc.”
El centro educativo recibe a alumnos de dos zonas francesas, por un lado, y otra alemana. De Francia proceden tanto de un lugar cercano a la frontera con Suiza, en el Gran Lago, y de otro que está cercano a Burdeos. Se trata de un proyecto que desarrollan los alumnos del TECO y que está orientado a la situación que viven las personas con discapacidad en zonas rurales y el fomento de actividades físicas.
En cambio, los alumnos y alumnas que vienen de Alemania llegan desde Langen, una ciudad dormitorio de Frankfurt. Desde allí llegan para conocer cómo se vive y se trabaja en una comarca ganadera como es Los Pedroches en el norte de la provincia de Córdoba. Tras haber puesto estos proyectos en marcha, los tres profesores se muestran totalmente satisfechos. Cristina Cabrera explica que “hemos estado muchos años detrás de conseguir un intercambio real con familias, más allá de los intercambios con empresas”. Por ello, “como los hilos burocráticos no funcionaron, nos pusimos en manos de nuestra gente y nuestro pueblo”. Fue entonces como desde el Colegio se pusieron en contacto con el Ayuntamiento de Pozoblanco y les gustó la idea. Cabrera lo tiene claro ya que señala que “queríamos dar a conocer nuestro pueblo y nuestra zona, algo que se ha convertido en la raíz del intercambio”.
Por su parte, Pedro García cuenta que “queríamos vender la realidad y lo que rodea a Los Pedroches, teniendo en cuenta que esto es muy distinto para ellos”. Y es que desde Salesianos tienen claro que quieren potenciar la manera de vivir y los valores que se cultiva en este rincón del norte de Córdoba.
Volviendo a cada uno de los intercambios, Pepe García nos cuenta que “las zonas francesas son muy distintas entre sí”. Por un lado, una está junto a Suiza, con un alto nivel adquisitivo y donde encontraron alumnos y alumnas con discapacidad y con ciertos problemas de integración. Allí, los alumnos españoles pudieron realizar distintas actividades de integración, especialmente en zonas de nieve.
Después recibieron en Pozoblanco la visita de 100 alumnos franceses durante una semana en la que pudieron realizar todo tipo de actividades deportivas, rutas de senderismo, conocer de primera mano el trabajo en las explotaciones ganadera… Sin olvidar, como apostilla Cristina Cabrera, “la gastronomía, que es un vehículo muy importante para dar a conocer nuestra tierra y para lo que hemos contado con el apoyo de empresas como Covap”.

La siguiente etapa de estos proyectos tendrá lugar durante este mes de octubre cuando los alumnos alemanes visiten Pozoblanco. Pedro García nos cuenta que “podrán conocer Los Pedroches y nuestra manera de vivir y trabajar, además de visitar nuestro entorno y otras zonas de Andalucía”. Es la segunda parte de una aventura que comenzó en Alemania donde pudieron conocer Frankfurt, el aeropuerto y el centro financiero. Toda una experiencia para los alumnos. De aquello, Pedro García recuerda “la satisfacción del alcalde de Langen por una iniciativa así ya que nos abrió de par en par las puertas de su ciudad para continuar en el futuro ya que para ellos significan mucho este tipo de proyectos”.
Toca el momento de las conclusiones, pero lo que está claro es la satisfacción de los tres con el desarrollo de proyectos que suponen una auténtica experiencia para su alumnado. Y también nos muestran su absoluto a pego a su tierra algo de lo que, según Cristina, “queremos concienciar a nuestros chicos: venimos de Pozoblanco y de Los Pedroches y eso significa muchísimo para nosotros”.
También hace una reflexión similar Pepe García que recuerda que “salir fuera hace valorar mucho más el lugar del que venimos”. En este sentido, este profesor del TECO recuerda conversaciones con sus alumnos en la que, en el autobús de vuelta, le comentan que “tras vivir la experiencia son más conscientes y valoran mucho más las opciones y posibilidades que tenemos en un lugar como Los Pedroches”.
Aunque aquí, antes de terminar, Pedro García hace un pequeño añadido para comentar la satisfacción que supone ver “cómo los que vienen de fuera valoran nuestra tierra, les gusta y se identifican con esta manera de entender la vida”. Por último, concluye que “eso es muy importante para iniciativas como la nuestra”.
Y tras hablar con ellos, lo que tenemos claro es que lo más importante de iniciativas como estas que pone en marcha el Colegio Salesianos San José de Pozoblanco es que existan. Y que haya muchos más profesores que disfruten de contar a sus alumnos y alumnas lo importante que es identificarse con su territorio, con el lugar con el que han nacido. Sin duda alguna es una gran manera de comenzar a construir un gran futuro.