Este 15 de octubre conmemoramos el Día Internacional de las Mujeres Rurales. Y en Ruralpedia hemos querido hacer un análisis de cuál es la situación de las mujeres rurales en los pueblos de nuestra España rural. Para ello, hemos querido hablar con Ángela Márquez, que forma parte del Grupo Spiga y que justo hace un año publicaba en este mismo blog sus ‘Historias de la Mujer Rural’.
Con Ángela hemos charlado en profundidad sobre cómo ha cambiado la situación de la mujer rural en un año que ha estado, evidentemente, condicionado por la epidemia de Covid-19 en nuestro país y en todo el mundo. Hemos hablado de avances, de retrocesos, de pasado y, por supuesto, de futuro.
¡No os perdáis la entrevista!
Ruralpedia: Hace un año, nos contabas en Ruralpedia, tus ‘Historias de la Mujer Rural’. Ha pasado un año muy intenso para todo el mundo y la primera pregunta es fácil: ¿Cuál es la situación de la mujer en la España rural a 15 de octubre de 2020?
Ángela Márquez: Es muy complejo hacer un recorrido por la situación de las mujeres en la España rural. Ese concepto puede invisibilizar muchas realidades que existen, no se puede hacer un balance o una sola línea, simple… La situación sigue siendo muy parecida y, lamentablemente, con el tema del Covid-19, se ha agudizado temas como el aislamiento, además de notarse el acceso a presupuestos para poder desarrollar iniciativas. Si algo está pasando es que se han agudizado todas las problemáticas.
Simone de Beuvoir, una de nuestras grandes referentes, tenía una frase que hemos estado recordando mucho en los últimos tiempos: “No olvidéis jamás que bastará una crisis política, económica o religiosa para que los derechos de las mujeres vuelvan a ser cuestionados. Estos derechos nunca se dan por adquiridos, debéis permanecer vigilantes toda vuestra vida”. A esto podemos añadir lo vivido durante la crisis sanitaria global que estamos sufriendo en todo nuestro planeta.
Ruralpedia: En tu artículo nos contabas que, al hablar de mujeres rurales, había “tantas realidades como mujeres”, y que las desigualdades existentes en mundos urbanos se acentúan exponencialmente. ¿Cuánto se han agravado estas circunstancias con la situación generada por la epidemia de Covid-19?
Ángela Márquez: Las mujeres rurales, a día de hoy, se encuentran en la misma situación que hace un año porque no ha sucedido nada positivo, ni una gran fuerza que haya movido o impulsado esas diversas casuísticas que atraviesan las mujeres en los pueblos de nuestro país. Ha sido todo lo contrario: muchos de los pasos, pequeños, que se habían dado, han sufrido un importante retroceso.
Algo que se ha notado especialmente durante el confinamiento ha sido esa brecha digital que se denuncia continuamente, pero que se ha hecho especialmente evidente en las mujeres mayores de nuestras zonas rurales, que no han podido tener contacto alguno con sus familiares que estaban en la distancia. La brecha digital en las zonas rurales, especialmente a partir de cierta edad, es un muy profunda.
Todas estas situaciones han generado que muchas mujeres hayan perdido durante mucho tiempo ese contacto social que es tan importante y necesario en zonas rurales, quitándoles especialmente la posibilidad de tener un contacto real con sus familias. Si a eso le sumas lo que comentábamos anteriormente de la dificultad de acceso a las nuevas tecnologías…
Ruralpedia: Hablemos ahora de vuestro trabajo en Grupo Spiga. Habéis cumplido ya un año de vida y seguís en marcha sin desviarse ni un milímetro de vuestros objetivos iniciales. ¿Cómo valoras este primer año de existencia?
Ángela Márquez: Ha sido un año muy difícil, yo creo que al igual que le ha pasado a muchas emprendedoras. Era nuestro primer año, que siempre es complicado, a lo que hay que sumar todo lo que ha supuesto la situación sanitaria generada en nuestro país por la pandemia de Covid-19. Todo ese romanticismo de emprender, de crear una cooperativa, de luchar por un proyecto…
Somos las dos muy inquietas y teníamos muy claro el camino que queríamos recordar con Grupo Spiga. Tanto Myriam como yo partíamos de muchas respuestas que ayudaron a que surgieran nuevas preguntas, pero para ser el primer año teníamos todos los pasos bastante claros para desarrollar nuestro proyecto.
Empezamos hace un año y estábamos en un momento de productividad alto y lo estamos disfrutando mucho, aprovechando ese impulso que se tiene al principio. Y claro, como todo al mundo, marzo nos trajo un jarro de agua fría y nos frenó de golpe, dejando parados los proyectos que estábamos desarrollando en fase presencial y parándose de raíz, con todo lo que eso conlleva.
Y luego, claro, todos los proyectos que tenían que haberse desarrollado en primavera, verano y otoño… quedaron en el aire y no se concretó ninguno. Otro proyecto se ha ralentizado, aunque, por suerte, la entidad con la que estamos desarrollándolo ha comprendido perfectamente las circunstancias que están sucediendo en este 2020, y podremos presentarlo antes de finalizar el año.
Ruralpedia: Aunque ya queda lejos, ¿cómo os habéis adaptado a la situación generada por la pandemia? ¿Cómo está siendo vuestro trabajo a lo largo de un año tan complicado para todos los sectores?
Ángela Márquez: Para nosotras no ha sido tan difícil adaptar la mayoría de nuestro trabajo, porque ya habíamos apostado por el teletrabajo. Llevamos ya más de dos años acostumbradas a trabajar desde nuestra casa, es nuestro día a día, por lo que en ese sentido, la adaptación ha sido buena. Myriam está en la provincia de Sevilla y yo en la provincia de Córdoba, por lo que el trabajo y la formación online es habitual para nuestro equipo.
El reto, por otro lado, está siendo poder adaptar algunos de los proyectos a esta nueva realidad surgida. Se trata de iniciativas donde la participación ciudadana desde la acción es fundamental para que puedan desarrollarse, por lo que trabajamos en buscar cómo combinar esa participación activa con las herramientas digitales. Y vamos avanzando: lo que al principio parecía imposible va empezando a funcionar, haciendo que investigar nuevos métodos y herramientas también sea muy interesante.
Ruralpedia: La mujer rural ocupa un papel importante en vuestro día a día, buscando ayudarles a su empoderamiento para que puedan alcanzar sus objetivos. ¿Cuáles son, a tu juicio, las herramientas imprescindibles para que la mujer de las zonas rurales de nuestro país logre culminar ese proceso de empoderamiento al que hacéis referencia?
Ángela Márquez: Cuando hablo de empoderamiento siempre empiezo con una premisa: nadie puede empoderar a nadie. Una se empodera así misma y las demás pueden aportar herramientas, recursos, referencias, apoyo… Es un proceso y no podemos olvidar que cada persona tiene sus tiempos de maduración.
No olvidemos que el empoderamiento individual debe ir acompañado siempre del empoderamiento colectivo. Y a esto hay que añadir en las zonas rurales la importancia de crear redes, un arma de resiliencia y de resistencia, que se hace vital en estos tiempos que estamos viviendo. Por ejemplo, una de las primeras cosas que hacen los maltratadores es aislar a las víctimas, porque esa soledad hace que esa persona se sienta aislada.
Durante la pandemia, por ejemplo, buscamos unirnos en los balcones para no sentirnos solo. Por eso digo que esa red de apoyo es básica, porque si algo no va bien, tener una compañía para compartir esos momentos es fundamental para dar pasos y mejorarlo. Hacerlo en solitario puede dar resultado unos días, pero crear ese tejido alrededor que te sostenga es clave, una herramienta imprescindible para las mujeres de nuestras zonas rurales.
E insisto: es muy importante acabar con la brecha digital que existe entre nuestras mujeres y con las zonas rurales. Tanto para que las más jóvenes puedan tener un futuro en sus pueblos y zonas de origen, como para que las mujeres mayores puedan tener acceso a las nuevas tecnologías y familiarizarse con ellas.
Ruralpedia: En distintos análisis, pensando en un futuro post-Covid, hemos hablado de nuestro temor a que, en los planes de recuperación, haya distintas velocidades, varios vagones de un largo tren de los que la España rural ocupará las últimas posiciones. Esa brecha social que siempre se ha instalado entre lo urbano y lo rural, cuando pase la pandemia, puede ser mucho más dura para las mujeres de nuestros pueblos, ¿verdad? ¿Qué medidas tendrían que aplicar las administraciones para evitar esa nueva desigualdad?
Ángela Márquez: Es algo que seguirá pasando, seguro. Por desgracia, las velocidades son tan diferentes que es muy complicado que se pongan a la misma altura. Las administraciones deben apostar de manera real por la España rural, algo de lo que se le ha llenado la boca a mucho, pero solo se puede defender de verdad desde los presupuestos y con proyectos innovadores.
Y, por supuesto, preguntando y escuchando a las personas que habitan esas zonas rurales, huyendo de esa prepotencia urbana que parece indicar que desde las ciudades se sabe exactamente lo que los pueblos necesitan para desarrollarse. No, debe haber un diálogo real para que ese crecimiento sea efectivo para nuestras zonas rurales.
Por eso es importante que en la mesa que se toman las decisiones tiene que haber representación de las zonas rurales, contando, por supuesto, con mujeres rurales, para que su voz sea escuchada. Y que la administración quiera aprender de las personas que habitan el mundo rural para conocer su realidad, sin olvidar que hay muchas realidades diferentes en la España rural. Hay distintas problemáticas y distintas formas de resolverlas.
Ruralpedia: Si hablamos de potencial, tenemos miles de casos de mujeres emprendedoras en nuestros pueblos. Algo que se está acentuando en estos últimos meses. En tu artículo en Ruralpedia nos hablabas de lo importante que era, entre las mujeres rurales, “crear lazos fuertes entre unas y otras para mejorar el desarrollo personal y profesional”. Imaginamos que esto se habrá multiplicado con la epidemia de Covid-19, ¿no?
Ángela Márquez: Como hemos comentado anteriormente, ahora es más importante que nunca crear esos lazos fuertes, tanto para el desarrollo personal como profesional. Esto es algo fundamental, no solo en el entorno rural, también en el entorno urbano, especialmente cuando algo tan importante como la salud se ha puesto en juego en los últimos meses, sin olvidar la precaria situación económica o laboral que están viviendo muchísimas personas en nuestro país.
Sin olvidar de esa soledad que se ha hecho tan evidente en muchos lugares, especialmente en las zonas rurales, donde tarda mucho más en llegar los recursos e incluso la información, algo que pudimos comprobar en las semanas más duras del confinamiento. Por eso, tener esos grupos, esas redes, esos lazos… es fundamental para poder mirar hacia el futuro con optimismo.
Ruralpedia: La pandemia también ha reforzado la brecha de género, en cuanto que sobre las mujeres ha recaído, como siempre, mayor carga de cuidados. ¿Sigue siendo la corresponsabilidad una utopía? ¿De qué manera, desde Grupo Spiga, ponéis este tema sobre la mesa?
Ángela Márquez: La corresponsabilidad es una utopía, sin duda. Ahora, además, se está viendo claramente. Por ejemplo, con el teletrabajo, de lo que se habla mucho para la conciliación familiar. La realidad es que, si la corresponsabilidad no es del 50 por ciento, el teletrabajo nunca podrá ser un éxito.
Es un tema que se ha hablado mucho, especialmente durante el confinamiento y desde que comenzó la pandemia de Covid-19. No es algo que se haya puesto en contexto ni se haya tratado de forma seria en los medios de comunicación. Es importante que todos los agentes sociales se sienten, con un presupuesto importante, para poder trabajar en ello, especialmente desde la educación. Y esto es algo en lo que hacemos gran incidencia en Grupo Spiga.
Son los hombres los que tienen que empezar a tomar su responsabilidad. Y no tenemos que ser nosotras las que os lo digamos. Son los hombres los que tienen que ayudar a descargar esa carga mental que sufren la inmensa mayoría de las mujeres en el hogar. Y para ello, como hemos dicho anteriormente, es fundamental la educación.
Por ejemplo, trabajamos las nuevas masculinidades en hombres adultos, además de desarrollar proyectos de coeducación con centros educativos, algo que ya trabajamos el curso pasado y que seguiremos impulsando este nuevo curso y en el futuro. En este sentido, trabajamos con el alumnado de infantil y primaria temas de corresponsabilidad, romper los estereotipos y roles de géneros, trabajar la inteligencia emocional…

Ruralpedia: Volviendo al confinamiento, fueron muchas las voces que alzaron la voz de la situación que podían estar viviendo muchas mujeres que sufrían violencia de género en sus hogares. ¿Cómo ha sido esta situación en el mundo rural? ¿Se ha trabajado para prevenirlo y para ayudar a estas mujeres?
Ángela Márquez: La situación sigue igual, incrementada por todo lo sucedido durante los dos meses del confinamiento. Es imposible imaginar como habrá sido ese tiempo para muchísimas mujeres maltratadas. En Grupo Spiga, lo que nos preocupaba especialmente, aspectos de los que se habla menos, como la violencia económica, la violencia psicológica o la violencia sexual dentro de la pareja.
No hemos dejado de pensar en las menores que han convivido durante 24 horas con su agresor sexual, pues en la mayoría de estos casos ellos son familiares muy cercanos. Su única salvación eran las horas que pasaban fuera de casa, en el colegio o el instituto, y que las perdieron.
También mujeres que han convivido durante 24 horas con su agresor. Y es un ámbito donde no se puede hacer distinción entre las ciudades y las zonas rurales. El infierno es exactamente el mismo estés donde estés. Y una vez dicho esto, la situación sigue igual que hace exactamente un año: siguen faltando recursos.
Ruralpedia: Teniendo claro que la pandemia lo ha cambiado todo, ¿cuáles son, a tu juicio, los grandes retos que enfrenta la mujer rural en el futuro?
Ángela Márquez: Sinceramente, no sabría decirte mucho, porque ahora mismo seguimos aprendiendo todos los retos a los que tendríamos que enfrentarnos como mujeres en general. Y es que la pandemia, está claro, lo ha cambiado todo. Y también ha hecho que todo vaya más lento, incluso los procesos internos con los que trabajamos. Es algo que sentimos y vemos.
Por eso, trazar un esquema de los retos a los que se enfrentan las mujeres rurales, tras todo lo sucedido, requiere tiempo y perspectiva. Es necesario salir para poder ver la visión panorámica para hacer un esquema general de la situación.
No obstante, si creo que uno de los grandes retos debe ser romper las barreras especiales. Se está demostrando que no es necesario estar en una gran ciudad para desarrollar proyectos, para disfrutar de la cultura, se puede acceder a todo tipo de recursos desde nuestras zonas rurales. Está claro que, uno de los retos, sea igualar las condiciones entre ciudades y zonas rurales y que, desde cualquier parte, esté donde esté, una mujer sea lo que quiere ser.
Que una mujer no tenga que decidir donde vivir para conseguir un desarrollo profesional determinado y que puede hacerlo desde cualquier lugar que ella elija. ¿Qué hace falta? Una apuesta decidida de las administraciones para fijar esas infraestructuras tecnológicas en las zonas rurales de nuestro país, para que se pueda trabajar sin problema y que no dé miedo trabajar desde nuestros pueblos y zonas rurales.