Esta semana hemos conocido esta noticia:
Un pueblo de Soria busca diez familias que quieran instalarse allí a cambio de que desarrollen cultivos agroecológicos.
¿Creéis que es una buena medida para frenar la despoblación? ¿Qué otras alternativas se os ocurren?
Me parece genial esta iniciativa y cualesquiera otras que se adopten en pequeñas localidades, para intentar mitigar esta lacra de la despoblación. Pero, sinceramente, no creo que estas microsoluciones vayan a suponer una gran diferencia si no van acompañadas de una política activa decidida desde las instituciones, a nivel nacional y con incidencia en todas las comunidades autónomas.
Llevo ya muchas reuniones a mis espaldas, incluyendo las convocadas con el fin de crear asociaciones locales, con mucha ilusión y pocas ideas, más allá de solicitar la mejora de una carretera comarcal, la defensa de una escuela para dos estudiantes o la ampliación de la atención sanitaria a dos días por semana. Minúsculas batallitas obstinadas que, en el mejor de los casos conseguirán exactamente lo que pretenden: el parcheado de dos kilómetros de asfalto en ruinas o la renovación de dos contratos a tiempo parcial. Todo eso está bien para alguien (quizá para unas decenas de familias arraigadas en el terruño), pero no es suficiente.
Quizá por deformación profesional, sólo soy capaz de pensar a lo grande y el de la despoblación me parece un tema de suficiente embergadura, como para dedicarle un esfuerzo a su altura y aspirar a objetivos mucho más elevados, que tengan repercusión en todo el territorio rural y supongan un verdadero cambio de tendencia. Me resisto a conformarme con "mitigar" o "frenar" la sangría demográfica centrípeta alimentada desde hace décadas. Yo creo firmemente que la situación se puede revertir y que la recolonización del medio rural será una nueva tendencia, si se ponen en ello los esfuerzos, las ideas y los presupuestos necesarios.
Si tuviera que elaborar un decálogo para afrontar este reto, empezaría por una campaña de concienciación social sobre las posibilidades y ventajas que un cambio de vida ofrecería, no a todo el mundo, pero sí a un buen número de personas que lo han soñado, pero se encuentran con frenos de todo tipo, incluidos los que crea la imagen de abandono, mugre, retraso y carencias que nosotros mismos mantenemos con las "microquejas" permanentes y que sigue muy presente en los medios de comunicación, el cine, las series y el imaginario colectivo.
Igual que se hacen campañas para otros "grandes temas", como la seguridad vial, el consumo de drogas o la violencia de género, ¿por qué no tratar la despoblación como el drama demofráfico que es, con perjuicios para el conjunto del país? ¿Por qué no dedicar recursos estatales a luchar contra este desequilibrio (y por lo tanto injusticia) social? ¿Por qué no mostrar de una vez que vivir en un pueblo es mejorar la calidad de vida, también para los habitantes de las ciudades?
La única manera de repoblar el medio rural es convencer a nuevos pobladores para que vengan. Y esa misión requiere argumentos de todo tipo; fundamentalmente, mejora de la imagen y mejora de la fiscalidad, que son las primeras líneas a superar para profesionales independientes sanos, que no se asustan con las carreteras imperfectas y tienen suficiente con ver al médico cada seis meses. Lo que sí necesitan como servicio básico imprescindible es una buena conexión a internet, para poder seguir con su trabajo; el que ya están desarrollando desde su casa y podrían deslocalizar mañana mismo, ganando el aire puro, el silencio, la tranquilidad y la alimentación sana que allí les cuesta tanto encontrar.
Lo primero es atraer gente. Y una vez que crezca la población y exista una masa crítica suficiente, entonces ya podremos exigir otros servicios y poner en práctica otras ideas, más encaminadas a mejorar las condiciones de vida de la población local que a crear desarrollo y repoblación.
Hoy por hoy, creo que cualquier idea debería pasar un simple filtro: ¿esa propuesta hará que alguien decida cambiar su ciudad por un pueblo? Si la respuesta es sí, adelante. Y si la respuesta es no, adelante también, pero seamos conscientes de su repercusión será limitada y no podremos incluirla en el saco de las ideas contra la despoblación, sino en otro quizá roto si la población sigue menguando.
Me alegra la idea de facilitar el cambio a 10 familias para dedicarse al cultivo ecológico. Pero invito a los interesados que nos vamos reuniendo aquí a pensar también a lo grande.
P.D.: Esto del decálogo suena interesante. Igual paso al siguiente punto y, si no llego al décimo, espero que alguien aporte nuevas propuestas. Seguro que entre todos podemos redactar un documento más sensato que los planes estratégicos para el desarrollo sostenible del medio rural que he leído.
Saludos. Seguimos.
Delfín Martín (Ruralfreelancer)
Llevo ya muchas reuniones a mis espaldas, incluyendo las convocadas con el fin de crear asociaciones locales, con mucha ilusión y pocas ideas, más allá de solicitar la mejora de una carretera comarcal, la defensa de una escuela para dos estudiantes o la ampliación de la atención sanitaria a dos días por semana. Minúsculas batallitas obstinadas que, en el mejor de los casos conseguirán exactamente lo que pretenden: el parcheado de dos kilómetros de asfalto en ruinas o la renovación de dos contratos a tiempo parcial. Todo eso está bien para alguien (quizá para unas decenas de familias arraigadas en el terruño), pero no es suficiente.
Hola Delfín.
He de reconocer que me he emocionado leyendo tu respuesta y me he sentido identificado en muchos puntos, sobre todo en este, donde comentas las minúsculas batallitas de asociaciones por cambiar pequeños aspectos de su localidad.
Nosotros como Asociación Cultural llevamos desde el mes de junio intentado revitalizar la oferta de ocio y cultura en Tubilla del Lago (Burgos), un pueblo que se encuentra a 15 minutos de Aranda de Duero, su cabecera de comarca. Es verdad, que hemos realizado acciones para mejorar una carretera que compartimos con otro pueblo, a través de Ponle Freno (sin respuesta alguna) y de nuestras redes sociales, u otras enfocadas a mejorar aspectos del pueblo que ahora mismo, y después de leer tu respuesta, considero de poca valía.
Creo que hay que pensar como tú, hay que pensar a lo grande y darle un sentido a lo que hacemos en los pueblos. ¿Para qué sirve esto que voy a hacer?, ¿dentro de 3 o 4 años como queremos estar en el pueblo?. Tenemos que enseñar lo que es el medio rural durante todo el año, no solo lo bonito y lo maravillosamente bien que se vive en un pueblo durante el mes de agosto. Tenemos que emocionar a los posibles pobladores, tendríamos que hacerles ver que es lo natural, que vivir en un pueblo es lo más saludable, digno y precioso que hay en este mundo. La conexión tan especial que se crea con las personas que te rodean, con la naturaleza, con uno mismo (te lo dice alguien que se vino de la ciudad hace 10 años y sufre de ansiedad en el pueblo porque no hay tante gente como le gustaría), pero aún así, no cambiaría por nada del mundo el vivir en Tubilla del Lago. A veces, pienso que es como los hijos, que el tuyo es el más bonito de todos frente a los demás. Pero estoy convencido de que mi pueblo es el mejor del mundo para vivir, y me da mucha pena que, esto que yo siento, no lo pueda sentir alguien que realmente tenga la suerte de poder llevar a cabo el salto de la ciudad al pueblo, por motivos de vivienda, laborales, trabas burocráticas, comunicación o conexión a Internet. En nuestro pueblo, existe un buen Internet por satélite, todo sea dicho, a un precio bastante razonable.
Pensemos a lo grande y lograremos grandes cosas.
Desde la Asociación Cultural La Ciénaga nos comprometemos a dar una vuelta de tuerca a nuestras acciones y a intentar por todos los medios que todo aquello que realicemos pase por el filtro que comentabas en tu respuesta.
Me has sido muy inspirador.
Muchas gracias.
JAVI